domingo, 18 de noviembre de 2018

Votando con conciencia española




Un pueblo muere por falta de conocimiento. Una nación que perece por ignorar las cosas que está obligada a conocer es una nación que cosecha lo que siembra sean o no sean conscientes de ello sus habitantes. España está pasando por una de las etapas más difíciles de su historia como resultado de la ligereza de conciencia y el menosprecio a los asuntos verdaderamente importantes de la patria que tanto amamos con la boca pero está lejos de ser amada con el corazón. Esta es una verdad áspera y amarga sobre todo en la España de hoy donde desde hace 40 años se nos inculca una educación dirigida por los partidos políticos y sus auxiliadores. Sí la opinión pública es moldeada por personajes  que demuestran un deplorable estado del alma, como está a la vista de todos por el reinado de la mentira consciente, la alegría de la corrupción imperante, los escrúpulos perdidos y la grosería moral de la que hacen gala nuestros mandatarios. Impúdicamente y por todos los medios modernos de ingeniería social a su servicio, se nos lava el cerebro con el fin de dejar a los españoles sin opinión propia de los acontecimientos y de las grandes cuestiones que nos afectan. Ningún español tiene que tener opinión propia y hemos de aceptar como nuestra la opinión del Gobierno y sus disparatadas concepciones de lo que debe ser España. Aunque sea un país roto y sus trozos tengan que repartirse entre las Autonomías más hostiles e independentistas las que guerrean sin tregua ni cuartel para romper la unidad española y abatir sus defensas. Todos los rebeldes quieren la cabeza de España para exhibirla como un trofeo de conquista. 



Esta es la actualidad política cuya desvergüenza sobrepasa los mayores embustes manteniéndonos en un conflicto permanente del que no podamos salir cual si fuéramos una tribu de negros africanos mal avenidos. Y en esa lucha estamos y con esas facultades intelectuales. A los fanáticos independentistas les aterra permanecer un minuto más en España y ven como monstruos que hay que combatir agresivamente a los naturales españoles como si los rebeldes fueran de otra galaxia pura. Por encima de todo está su tribu de aborígenes independentistas. Y chillan hasta quedar roncos "¡Cataluña o Vascongadas no son España!" como si fuese el ritual de un exorcismo para expulsar al demonio español. Lo mismo pasó en la Guerra Civil cuando el cruento analfabetismo dominaba la vida de la población española. Por falta de conocimiento miles de víctimas fueron llevadas al degüello. Y mientras derramaban su sangre en aras de la causa los ilustrados del Gobierno atracaron el Banco de España con nocturnidad y alevosía arramblando con miles de toneladas de oro y joyas antes de fugarse al exilio. La tierra española no era digna de verter su sangre y la guerra que ellos provocaron una indignidad para morir en ella. ¡Y escaparon del horror con el oro de España! Atrás dejaron las tumbas en las que yacían los engañados. ¡Ay!, de los que perecen por falta de conocimiento.

Guerra Civil: 7800 toneladas de oro para unos

Muerte y lágrimas para otros

Y como si la Guerra Civil hubiera sabido a poco los restauradores de aquel régimen que se sientan en el Congreso,  con igual carácter de violencia, corrupción y fanatismo, pugnan por captar nuestros votos. La independencia es el cielo y la república de Puigdemont y sus adlátares el paraíso en la Tierra según sus consignas electoralistas. Y millones de inocentes, que no se sienten españoles habiendo nacido en España, se lo creen. Pero por fortuna, a España le queda la mayoría de la nación un pueblo que lentamente va enterándose de a dónde nos llevan y que empieza a movilizarse indignado para no quedarse sin patria. Que se levanta para dar el ¡alto! a una mezquina clase política. Levantando el tono ante los que, amparados en su mandato, no dudan en destruir España. Es la mayoría silenciosa un pueblo vivo con móviles espirituales que los impulsan a luchar contra tales gentes de manera pacífica y sensata. Sin miedo a mostrarse públicamente con la bandera roja y gualda uniéndose en concentraciones a favor de España y deseosos de votar con conciencia española. Son los aliados de España y su causa justa.

Vota España

Pongamos fin a tanta falsedad y queramos una España más perfecta de la que hoy existe. Que no se prolongue la tiranía política y sus negocios corruptos. Seamos aptos para defender a la patria de la fuerza bruta de la camarilla que nos esclaviza y volvamos a figurar como una gran nación. ¡En marcha españoles! El conocimiento es vida. 

Votemos con conciencia española.

¡Viva España!


















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