domingo, 28 de enero de 2018

MINCHETA: EL GRAN PASTOR DE OVEJAS GUIRRAS

MINCHETA

Esta tarde estuve con él. Me esperaba en su rústico corral de la montaña. Al verlo sentado en las balas de paja esperándome mi emoción ha sido intensa. ¡Deseaba tanto estar con Mincheta! Somos amigos hace muchos años. Este hombre de figura menuda de 88 años es pastor de ovejas Guirras, la raza autóctona del Reino de Valéncia. La raza roja, el ganado sudat, como lo llaman los pastores. 

Guirras, ovelles autóctones valencianes 

Estar con Mincheta es como escuchar la voz de otro tiempo. Trasladarnos a un mundo de personas con "cachaza" palabra valenciana usada por este pastor para referirse a aquellos que no cambian de temperatura, es decir, con gran dominio de sí mismos y control de su naturaleza muy estables emocionalmente y correctos en sus relaciones con el prójimo. Gente que su palabra y apretón de manos eran un documento notarial inalienable. Así es Mincheta. Un regalo para los oídos y una luz para la inteligencia. 
Mis conversaciones con Mincheta me dejan huella. Siempre salgo repuesto de mis tratos con esta sociedad cada día más brutal y salvaje. No es que cualquier tiempo pasado sea mejor, brutalidad y salvajismo, es una marca de la humanidad desde que el mayor mandamiento es odiaros los unos a los otros. Y desde que, ama a tu prójimo como a ti mismo, está considerado un insulto imperdonable. Hablar con Mincheta es salirse de los caminos trillados del pensamiento general de la grey de borregos en que nos han convertido. Es oír a un pastor de hombres pues cada palabra nos conduce a los fértiles y verdes prados de la verdadera sabiduría humana para comerlos. Es beber de nutrientes y cristalinas aguas en lugares de reposo. 

El corral de Mincheta

En el corral de Mincheta el tiempo es una vulgar palabra. No hay tiempo para cronometrar ni pasan las horas con su implacable mandato. Aquí solo está el invisible reloj de cada instante de cada momento. Los balidos de las ovejas, los sonidos de los pájaros, el crujir de la paja, el soplar del viento, los ruidos del campo, la visión de los olivos, de los algarrobos y de los almendros y las higueras paleras, la luz de cada periquete del día o el santiamén de la oscura noche, da el ritmo natural a la vida. Todo bajo un orden sin tensiones ni estrés ni esos agobios imperiosos que machacan nuestra existencia. 
Estar en el corral de la montaña, en medio de caminos pedregosos, sin otro lujo que el superlujo de la naturaleza, te hace estar. Vuelves a ser. Porque ya no estamos. Ya no somos. Nos hemos descarriado. Voy a Mincheta como una Guirra descarriada en busca del Buen Pastor. Reconozco su voz que me habla en idioma valenciano y me dejo guiar por un gran pastor del Reino. 

Guirras de vellones rojos

Este anciano no es un líder. Es un guardián de su rebaño. Vela día y noche por él. Por amor a las Guirras. Se ha gastado por sus ovejas. Ahora renqueante de las piernas y con dolores reumáticos y más débil por la edad no lleva por los campos a comer matorrales y hierbas a sus amadas Guirras. Si sus achaques no le aprietan aún las saca algunas horas a pasturar. Pero cada día está al pie del corral. Cuidando, vigilando, haciendo de guardián. Desde los 9 años se dio a esa obligación y jamás ha descuidado su deber. ¿A quién compararé a Mincheta? 
En España tenemos la gran suerte de tener a nuestros políticos. En todo semejantes a Mincheta el Gran Pastor de Guirras del Reino. Se desviven por los españoles, los cuidan, los vigilan y los guardan. 
¡Nuestros grandes líderes!
Tengo mucho que contarles de Mincheta. Será en otra ocasión. Leerán lo que piensa de Pancaluña y el pancaluñismo. 
Mincheta, el Gran Pastor 
La tormenta azota mi casa. Llueve copiosamente. Los troncos arden en la estufa. Y me siento feliz de presentarles a Mincheta, Pastor del Reino. 
¡Vixca Lo Regne de Valéncia!

¡Vixca Lo Regne de Valéncia!

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