jueves, 18 de mayo de 2017

De Melquíades a don Quijote y Sancho panza



En un lugar de Valéncia de cuyo nombre sí me acuerdo, vive un cincuentón llamado, Melquíades Flor de Flores, en todo semejante al Alonso Quijano, que sobrenombró don Quijote, la excelsa pluma de Miguel de Cervantes Saavedra.Decía el novelista de los novelistas, que antes de ser Caballero andante, éste fue un hidalgo arruinado que pasaba todo su tiempo leyendo novelas de caballería inflamando así su mente de Dulcineas, castillos y gigantes y mil y un personajes imaginarios. Tan convencido estaba de esa realidad que nada creía imaginar sino que todo era verdadero. Y con tal distracción escapaba del tedioso aburrimiento, sintiéndose en sus delirios el más feliz de los mortales. Gustaba elucubrar realidades que en ninguna parte sus ojos veían. Él no se sentía de este mundo ni cómplice de sus eternos males y, por supuesto, con la cabeza bien alta y rebosante de sus exaltadas fantasías, salió a ponerle remedio con toda la seguridad de que arreglo tenía. Porque allí donde la razón no alcanza está la suprema imaginación, que con la gracilidad de un pensamiento se abre paso triunfante en medio del desorden y el caos, dejando en su lugar la paz y la armonía. Y creído de ello salió a cabalgar con su escudero como los caballeros andantes a solucionar entuertos sin primero haber solucionado sus desvaríos. !Nada se puede hacer cuando somos lo que pensamos!

Nuestras fantasías

Cuenta el manco de Lepanto, que el tal sujeto se decía hidalgo, cosa que a los otros les extrañaba mucho al ver su esmirriado y enjuto aspecto, que escaso de galas ni siquiera presumía de su cuna en el vestir. Tapabase el delgaducho cuerpo, andrajosamente con cuatro harapos, que era lo que le permitía su bolsa vacía y su desidia. Las más elegantes galas las vestía el hidalgo por sus fantasías.
Fuera de sí y figurándose caballero andante, se encomendó la sagrada misión  de cambiar en el mundo todo aquello que leyó en los libros y no le gustó. Arrebatado de sus delirios marchó con paso resuelto de su hacienda a la que tenía por el Paraíso Terrenal para extenderlo tanto como pudiera. Ya veía millones de Adamnes y Javahs en un jardín de delicias y a los leones y las cabras morando juntos como si fueran la misma especie. ¿Puede haber más aristocrático pensar? ¿Se puede estar más sano mentalmente? Y ensanchándose en sus ficciones veía exuberantes higueras y frondosas parras con abundantes frutos todo el año y bonitos de apariencia. Imaginaba árboles que en cada una de sus hojas contenían bálsamo aromático capaz con sólo de olerlo de servir de medicina instantánea y remedio milagroso para la cura de la humanidad. ¡Los que no tienen imaginación están todos locos! 

Sin imaginación no somos nada
Así pinta Cervantes a este caballero andante, cuya flaca figura andaba a la par a la del Rocinante equino, proyecto de caballo, montón de aristas oseas revestidas por un arrugado pergamino que hacía las veces de piel, envolviendo el esqueleto de aquel armazón de huesos puntiagudos que eran lo menos parecido que nunca se había visto, a un brioso corcel.Y, ¿qué? Su dueño le tenía por el Bucéfalo de Alejandro o por el caballo del César en el momento de atravesar el Rubicón. La realidad era que Rocinante apenas sí se tenía en pie. Más caballo que el Rocinante fue el de Troya aunque fuera de madera. Se diría que fue descrito por Cervantes con cuatro rayajos de tinta que le quedaba a la pluma de ganso. Y cuando se le acabó la tinta en los tropecientos huesos del esqueleto ya no hubo para carnes.
Rocinante, caballo cuyo pedigrí maravilló a Quijote

¡Oh, la suprema imaginación! ¿Qué habría sido de Cervantes de no haberse asido de ella? Y de nosotros y de nosotros que no habríamos conocido al hidalgo ni a su escudero teniéndonos que conformar con que el mundo verdaderamente no tenía arreglo. Ah!...la imaginación inspirada. ¡Sagrada locura que nos saca de guiados ciegos y, por fin, podemos ver! 
Recuerdo en una ocasión sentir las risotadas de Melquíades en la toda casa leyendo las andanzas del hidalgo caballero y su fiel escudero Sancho. Con lágrimas en los ojos, nublada la mirada de ellas, Melquíades se partía el culo sin percatarse de mi presencia. Se había metido dentro del libro de Cervantes y era un personaje más que experimentaba las aventuras y desventuras de la más cuerda pareja que han visto los siglos. ¡Cuando todos están locos de la misma locura cuerdos son de la misma cordura!

Dicho esto, me referiré a
 Melquíades en todo semejante al Quijote diciendo la verdad sin apartarnos de ella una coma. En lo que no se parecen es en el linaje de Melquíades que a diferencia del Caballero de la Triste Figura no podemos blasonarle filiación ascendente y lo tenemos que dejar sin rama de hidalguía ni eslabones que lo trencen a una cadena heráldica. Por no tener no tiene ni bolsa de dineros que ya es estar rigurosamente tieso y desamparado en un hidalgo caballero. Despojado pues, nació Melquíades de blasones y escudos de armas; despojado también del simbolismo gracioso del arte florido y sofisticado de las representaciones heráldicas (al no encontrársele por ninguna parte ni rebuscando a conciencia) nobles titulías ni cunas de oro o de plata. Su máxima heráldica es darse a la ilusión que no hay mayor hidalguía ni más templadas armas que un noble carácter y la honradez de espíritu. Ante tal escudo considera Melquíades las florituras heráldicas un montón de basura. 
Ajax el super -poderoso
Él, que ante nada ni nadie se arredra recuerda al detergente Ajax de su niñez y su Caballero Blanco el más poderoso, y en los periplos de su imaginación le parece descender como el ingenioso hidalgo andante de una estirpe antigua y se siente consanguíneo de la Mancha ya que por sus glóbulos rojos corren como un caudaloso torrente por parte paterna litros y litros de linaje albaceteño más azul que todos los azules que se puedan ver a lo largo y ancho de este mundo y, apurándome, a lo alto también. Oyéndole, hace gala de un árbol genealógico que asusta, que da miedo escucharlo dada la procedencia de ilustres apellidos catalanes venidos desde la Sajonia, de nombres vascos utilizados por los primeros cristianos, que lo hacen sentirse pletórico de gracia y de las más abundantes riquezas. Y si esto fuera poco y como él no está manco, añade a modo de guinda en un pastel, haber nacido en el Cap i Casal del Regne..¡VALENCIA!

Barraca valenciana

De un tirón este oriundo de Valencia de parientes de Castellón, te suelta en ocasiones que tiene en sus genes una procedencia que lo sitúa en las distantes llanuras de la Mesopotamia, en algún lugar entre ríos en medio de los cuales dice él se halló el jardín del Edem. Yo, como amigo suyo que soy, no le discuto nada nunca ni le contrarío. ¿Qué daño hace que en sus pensamientos se sienta el rey del mundo, crea ser Elías en un carro de fuego con corceles como el electro, lleve desenvainada una espada entre los dientes y las manos las tenga llenas de vino y miel a rebosar? ¡Yo lo quiero mucho precisamente por eso! ¡¡¡Por su loca sensatez y por su cuerda locura!!!
Algunas veces, cuando se arranca por el Tanaj (como en Andalucía se arrancan por soleares y por bulerías) lo dejo que hable horas y horas ininterrumpidas, sonando a mis oídos cual concierto de guitarras y castañuelas, y me siento elevado en las imperiales alas de una gran águila hasta las olvidadas civilizaciones del pasado cuya historia hay que leerla en las piedras y en las ruinas donde hoy hace su casa la araña y el chacal. A mí me impresiona poca gente pero él me impresiona muchísimo porque lo dice todo como si fuera el Ingenioso Hidalgo y se lo cree como Don Quijote.
Me contó que va a subir a un monte Horeb que no está en el desierto del Sinaí. Me lo dice con tal reverencia y humildad que me emociona. Da gusto sentirlo, la increíble pasión que pone cuando se expresa y la certeza absoluta que transmiten sus palabras. Tiene una seguridad encima que no es de este mundo. El habla de la Escritura en mayúscula (de la Toráh , los Neviim, y el Brit Hadashah) y parece tenerlo todo escrito en la mente y el corazón, no lo puede evitar es como si fuera algo genético, algo con lo que nació. Por eso como Don Quijote no entiende el mundo.

La Toráh

En una ocasión me dijo que no hay Antiguo ni Nuevo Testamento que todo eso es un enredo. Nada es viejo o nuevo porque es una misma revelación desde Adam hasta nuestros días. La doctrina verdadera dice es una así como Yehováh el Elohim Vivo es uno. No me canso de escucharle tarde y mañana habla de lo mismo sin fatigarse jamás. En ese trance se transforma por completo en el Caballero de la Alegre figura. 
Me ha dicho también que estamos en tiempos difíciles y que en pocos años entraremos en los días finales aquellos que nos anunciaron los profetas y que está en expectativa del anuncio del evangelio eterno que es la verdadera doctrina del Padre, la única que acepta porque es del Padre y porque está investida de Su esencia y porque está inscrita en ella Su alma. La misma doctrina que, mediante los malaj, ha sido transmitida a todas las generaciones desde Adam. Yo le creo pues a mí también me lo parece.


EL QUIJOTE que tienen encima de estas líneas es único en el mundo porque llora en la sombra. De su ojo derecho cae una lágrima que resbala hacia su mejilla. Si lo ven tiene una mirada clara, penetrante y segura. Nadie lo habríamos visto de no ser porque hice la fotografía para este artículo a simple vista no se ve. Este Quijote causa asombro llora en la sombra mirando a lo alto con los ojos bien abiertos porque es el cuerdo del manicomio. Todo lo que ellos representan es maravilloso porque juntos se enfrentan a todo lo odioso. Son uno aunque parecen tan distintos y tan separados. Son la humanidad buena. El cómic de, Yehováh el Elohim Viviente, cuya pluma le dará el final que se merecen. Sancho -dice Melquiades- es un ser maravilloso e ingenioso y si hubiesen muchos Sanchos de pura cepa genuinamente Sanchos, ninguna nación quedaría a merced de tantos problemas.
Cierto que a Sancho le da igual andar errante en el valle de la sombra profunda o en el reino de la luz. Sancho tiene ojos y no ve las cosas del espíritu. Pero lo grande de este hombre o mujer, no es su dimensión corporal o el voluminoso y panzudo cuerpo que te muestra a las claras cual es su pensamiento y lo fuerte que pisa con los pies en tierra. Sancho o Sancha no se ven pero tienen un oído absoluto.
Y al igual que el Quijote mira a lo alto (  Sancho con la mirada velada rastrea los contornos) tratando de ver con sus ojos carnales, lo invisible a la vista de la materia y de la sangre. Los dos bustos que acompañan a este escrito nos hablan de realidades espirituales. El artista que los modeló estaba penetrado de Cervantes. Quijote ve, Sancho, no. Quijote, no escucha, Sancho sí. Por eso los Sanchos son todo oídos y terminan haciendo todo lo que el Quijote les dice aún a regañadientes porque fían en su palabra.

Las sombras cabalgan en la sombra del valle profundo
Sus orejas son del tamaño de los elefantes africanos y perciben el entorno a modo de ultrasonidos. Sí, van tropezando con las cosas del espíritu con cada paso que dan aunque se mueven en la noche como los murciélagos, al igual que el Quijote tropieza con las cosas terrenales, sin embargo ...¡milagro, Sancho, escucha! Los asuntos de las Moradas Celestiales parecen importarle un bledo pero, solamente lo parece. Es tan práctico, que si hay un Elohim, instintivamente lo busca porque en su ADN sabe de su Hacedor. Los Sanchos son las inteligencias más grandes que se han dado en la tierra.
Aquí no tiene las cataratas que le velan la mirada haciendo de sus ojos de carne lo mismo que si fueran dos globos postizos. Según, Melquiades ,Quijote y Sancho, son lo mismo que hombre y mujer. El uno completa al otro. Cuando están juntos forman un equipo perfecto.

Cuando Sancho esté en su sitio y Quijote también todo será bueno...¡miren,. como siempre tuvo que ser!. El final del cómic está cerca y cada uno de ellos irá a su lugar.

Alonso Quijano muere

Muy verdaderamente el Quijote está cuerdo. Españoles, el Quijote ha regresado y busca en la noche más oscura escudero para cabalgar de nuevo. La luz de las galaxias les guiará en esta nueva aventura. Desde España se levanta una gran lámpara para los pueblos. España ha despertado. 
¡Despertad el resto de naciones del mundo!


¡¡Despertad de vuestro sueño!!

 Vuesas mercedes en nada tengan en cuenta a este Melquíades.

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